¿LAS MUJERES, SON DE MARTE?(VENUS)
Desde un punto de vista técnico, el libro es impecable. Moore domina perfectamente los flash-backs y los utiliza en la introducción de los relatos para evitar caer in media res en la narración. Sabe cómo acabar los párrafos con estocadas psicológicas de gran maestría. Sin duda Moore se ha paseado por más de un workshop literario y es plenamente consciente de las herramientas del relato corto. Con una focalización claramente femenina —no quiero meterme en berenjenales aquí sobre lo que significa aquí "femenino (a Judith Butler y su Bodies that matter me remito)—, Moore consigue entrelazar los relatos hasta hacernos tener la impresión de que más allá de las peculiaridades de los protagonistas principales, es la Primera Eva, una Primera Eva postmoderna quien nos habla en ellos; muchos de los párrafos de monólogo interior podrían ser fácilmente intercambiables de un relato a otro, con una calidad muy por encima de otros experimentos literarios (pienso ahora en El Diario de Bridget Jones). A años luz, diría yo. La mayoría de relatos acaban lánguidamente, casi con el truco consistente en que no hay truco; son esos cabos sueltos finales los que dan sentido a la narración porque, como toda literatura cuyo tema es la búsqueda del amor y la lucha contra la soledad, no hay núcleo psicológico; la trama es tan clara como irrelevante. Lo que queda en los márgenes del camino es lo que importa.
Un niño con tumor de Wilms ingresa en la planta de Oncología Pediátrica de un hospital. Su madre, profesora y escritora, relata su visión del pequeño mundo que forman los padres y los pequeños enfermos de cáncer, las enfermeras, el cirujano y el radioterapeuta; la asistente social que le muestra un vídeo con el proceso de anestesia y la realidad de la anestesia. La comunidad de niños calvos. Las estadísticas de supervivencia y la interpretación del informe de anatomía patológica.
Los doce relatos que integran el libro de Moore constituyen una amarga, cruda mirada, a la vida de la Norteamérica de hoy. La América profunda (no en el sentido geográfico sino en el de hallarse oculta tras el glamour y la imagen de sí misma que continuamente proyecta y vende la sociedad norteamericana) que discurre más allá de la apabullante realidad de los comerciales, la omnipresente presencia de la televisión y los estereotipos que produce la maquinaria mediática más poderosa que ha conocido la historia de la humanidad. Maquinaria que ha llegado a inocular y condicionar de tal manera nuestra percepción de las cosas, que cada vez es más difícil diferenciar las imágenes y los esquemas mentales que proclama, de la llamada realidad; al menos de lo que vivíamos como realidad hace treinta años.
Desasosegados, fragmentarios, dejados de la mano de Dios y del "sueño americano" viven los personajes de Moore. Una fauna que vaga por ellos mismos y sus contornos como a ciegas, en busca de algo (una seguridad, una armonía, un sentido ético, una fe, un poco de compañía) que pensaban que estaba ahí pero que de súbito sienten que nunca ha existido. En el mejor relato del libro una madre describe el tormento de descubrir que su bebé tiene cáncer en un riñón. Un texto que exuda desamparo y que nos enfrenta sin contemplaciones al horror de la cotidianidad. Los doce cuentos que integran este libro nos asoman a un paisaje intenso, cargado de un humor corrosivo y de una angustia en la que destellan, como gemas, las pequeñas felicidades que conquistan, arduamente, seres condenados de antemano.
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