15 marzo, 2007

JOHN WATERS. MONDO TRASHO

Pink Flamingos (1972). Resulta que ver comer un truño de perro al travestido protagonista Divine, es en conclusión de lo más cool. John Waters ya había experimentado lo que luego sería marca registrada de la casa: Una fotografía pobre, unos personajes estrafalarios, desinhibición sexual y un gusto por mostrar lo más pervertido de la sexualidad, llegando como es el caso, a la escatología sin depurar. Claros ejemplos de esta visión particular las encontrábamos ya en, Mondo Trasho (1969) o Multiple Maniacs (1970). Por otro lado, los diálogos con un lenguaje hiperbólico --no se pierdan el monólogo sobre el huevo— algún indicio de surrealidad, sumado a la clara intencionidad de ofender al espectador o de herir deliveradamente sus sentimientos. Con el tiempo está estética trash (basura), también notoria en las películas de la factoría Paul Morrissey/Andy Warhol—y posteriormente en las películas de Pedro Almodóvar--, irá barnizándose con carácteres asquerosamente amables –véase, Polyester (1981) o Hairspray (1988)--. Sin embargo si en un principio se le achacaba a sus películas, una falta absoluta de ambición comercial a explotar,o una iniciativa que reportara en definitiva, importantes beneficios. Su cine, a partir de finales de los ochenta, fue convirtíendose en producto más comercial o mainstream. De todos modos los beneficios de sus primeras películas, han ido incrementándose con el tiempo dentro de los circuitos del cine más underground. Algunos medios no se cansan de fabular con la muerte del mayor icono del cine de John Waters, Divine cuya muerte, años después de Pink Flamingos, no se debería finalmente a la ingesta de cualquier porquería que se llevara a la boca, sino que en realidad murió de un fulminante ataque al corazón, mientras dormía plácidamente en su cama. Podemos afirmar en definitiva, que Pink Flamingos, después de la cantidad de churretones de tinta despilfarrada tras su estreno en 1972, es quizás la segunda película de culto, más apreciada por los fanáticos de este género de cine, justamente detrás de The Rocky Horror Picture Show (1975).


Female Trouble (1974). Lejos de rememorar y remover los delicados estómagos del público estadounidénse, John Waters opta por una estética ocasionalmente trash, menos ostentosa que en su anterior película, pero que nos ofrece una visión más amable, estéticamente, a la anterior. Divine otra vez como protagonista sumado a gran parte de la plantilla utilizada en Pink Flamingos, nos ofrecen en una disposición de cuadros, de las distintas fases de la vida de su protagonista, desde la adolescencia a su inevitable final. Postula unos juicios de la estética bastante particulares: Divine después de que la madre de su anterior marido le arrojara ácido en la cara, desfigurándola horriblemente, es contratada por una agencia de modelos, como auténtica musa de sus colecciones, e incluso la invitan a participar a su posterior proclamación de icono de la belleza femenina, en un programa de televisión, del cuál es absoluta y principal protagonísta.



Polyester (1981). He aquí la cara más amable de John Waters tras la trilogía Pink Flamingos (1972)/Female Trouble (1974)/Desperate Living (1978). En este caso, Divine pasa de ser una auténtica heroína a pobre víctima de un mundo plagado de hombres sin escrúpulos, de hombres y de mujeres crueles como su propia madre, que desea la muerte de su hija. Polyester es la historia aparentemente amable de una ama de casa con un marido insensible, que se dedica al mundo de la pornografía, junto a sus hijos, él un delicuente, acosador sexual, y ella, una guarra que se cepilla a todo el que interfiera su camino. Polyester es una historia de redención dónde la protagonista vuelve a encontrar un nuevo amor, y sus hijos han abrazado la religión del buen camino. Destacar la importancia del papel, tan cómico bajo mi punto de vista, de la amiga de la protagonísta, una sirvienta que hereda la fortuna de sus amos y que es incapaz de disimular la clase social de la que realmente procede.



Hairspray (1988). Es quizás la primera película de John Waters con una clara intención comercial. Además de ser un desternillante musical repleto de gordas y personajes estrafalarios, es un punto de dulzura inédito hasta ahora, que muchos críticos se encargarían de señalar, y al que los fans confesos de su cine no les importaría apadrinar como el musical petardo por autonomasia. Lejos de los estereotipos de belleza que han imperado en la cultura contemporánea en general, John Waters nos ofrece por enésima vez el reverso de esa estética, que no tiene porqué dejar de ser dulce y a la vez significar una reprimenda hacia los estereotipos de la belleza en general y el cine en particular.



Serial Mom (Los Asesinatos de Mamá, 1994). Cuando muchos creían que John Waters y su tribu de personajes estrafalarios estaban acabados, surge esta joya en la que es hasta la fecha su mejor película y el mejor intento de combinar una visión particular marca- John Waters, con una clara intención de comercializar por los circuitos naturales, su cine, que cada vez comprende un espectro de público más amplio. Katlin Turner está magnífica en su papel de ama de casa psicópata y dulce a la vez. Mantiene una correspondencia con Ted Bundy, colecciona libros de asesinos en serie, no soporta que su vecina no recicle, o que un amigo de sus hijos, no se ajuste el cinturón de seguridad de su descapotable. Se trata de una historia rocambolesca, que no tendría el atractivo que tiene, sino fuera gracias a Katlin Turner y a la pericia, y la experiencia de un John Waters ahora más que nunca dueño de un sentido del humor y del ritmo en la película, difíciles de encontrar en sus trabajos anteriores, aunque en gérmen allí estaban.



Pecker (1999). Nos encontramos a un John Waters de vuelta de todo. Cada vez sus estrenos son más espaciados y su cine se adapta perfectamente a las directrices de la comedia ligera estadounidense. En esta ocasión, una vez más encontramos el reconocible mordiente de su autor para criticar el mundo del arte, y de la fotografía en particular. John Waters tras Serial Mom, vuelve a lavarse la cara con una plantilla de nuevos personajes que hasta ahora no habían formado parte partícipe de sus películas clásicas.



A Dirty Shame (Los Sexoadictos, 2004). Sin duda la peor película de John Waters, que por lo que se ve, ahora vive de las rentas.


FILMOGRAFÍA


· Hag in a Black Leather Jacket (1964) · Roman Candles (1966) · Eat Your Makeup (1968) · Mondo Trasho (1969) · The Diane Linkletter Story (1969) · Multiple Maniacs (1970) · Pink Flamingos (1972) · Female Trouble (1974) · Desperate Living (1977) · Polyester (1981) · Hairspray 1988 · Divine (1990) · Cry-Baby (1990) · Serial Mom (1994) · Pecker (1999) · A morte Hollywood (2000) · A Dirty Shame (2004)

1 comentarios:

A las 4:22 p. m. , Blogger Enrique Ortiz ha dicho...

Llego aquí desde tu comentario en Alvy Singer y sólo tengo palabras de elogio para esta entrada y para el resto del blog. Enhorabuena. Te leo.

 

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