03 agosto, 2006

THOMAS WOLFE (1900-1938)

Escritor estadounidense cuyas novelas tuvieron gran impacto entre los lectores de su generación. Nació en Asheville (Carolina del Norte), el 3 de octubre de 1900. Estudió en las universidades de Carolina del Norte y de Harvard. Tras una breve estancia en el extranjero trabajo como profesor de inglés en la Universidad de Nueva York, de 1924 a 1930. Su primera novela, El ángel que nos mira (1929), resultó un éxito inmediato y permitió a Wolfe dedicarse por entero a la literatura. Esta obra, de contenido autobiográfico y marcada por una intensidad emocional que resulta casi abrumadora, revela la influencia estilística de los novelistas estadounidenses Theodore Dreiser y Sinclair Lewis, así como del escritor irlandés James Joyce. La secuela de esta primera novela, titulada Del tiempo y del río, se publicó en 1935. Este ciclo de novelas autobiográficas se cierra con No se vuelve a casa (1940). El tema central del ciclo es la búsqueda de valores eternos por parte de un joven idealista. Su literatura se caracteriza por su hondo lirismo y su carácter expansivo, y se ha comparado en ocasiones con la del gran poeta estadounidense Walt Whitman. Wolfe escribía sin descanso unas novelas tan extensas que su editor, Maxwell Perkins, se veía obligado a cortarlas drásticamente. A pesar de que se le siguió leyendo y estudiando, su obra no resultó ya tan popular entre los jóvenes de la época posterior a la II Guerra Mundial. Cabe mencionar además la colección de relatos De la muerte a la mañana (1935), Historia de una novela (1936), donde analiza sus propios métodos de composición, Las montañas de más allá (1941), que incluyen una novela incompleta y varios relatos breves, Diario occidental (1951) y Escribir y morir (1964). Wolfe murió el 15 de septiembre de 1938, en Baltimore (Maryland) de neumonía.


" Detrás del pequeño y desperdiciado caracol que yacía allí recordó de repente el cálido rostro moreno, los ojos blandos, que una vez se habían fijado en él.
(…)
Ante el desolado horror de Dixieland, ante el oscuro camino del dolor y la muerte por el cual las grandes extremidades de Gant ya habían comenzado a descender, ante toda la soledad y aprisionamiento de su propia vida la cual lo había roído como el hambre, estos años en la escuela de Leonard florecieron como manzanas doradas.
(…)
Sin embargo, mientras se paraba por última vez al lado de los ángeles del porche de su padre, parecía como si la Plaza estuviera lejos y perdida; o, debería decir, era como un hombre que se para sobre una colina encima del pueblo que ha dejado, sin embargo no dice "El pueblo está cerca," sino que vuelve sus ojos hacia la distante y elevada cordillera. "
El ángel que nos mira (fragmento)

" Se volvió, y la vio entonces, y al encontrarla, se perdió, y al así perderse a sí mismo, se encontró, y al verla, vio por un desvaneciente momento sólo la placentera imagen de la mujer que quizás era, y que la vida veía. Nunca supo: sólo supo que a partir de ese momento su espíritu estaba atravesado con el cuchillo del amor. "

Del tiempo y el río (fragmento)

" Así pasaron las semanas, los meses, el verano, y a su alrededor George veía las evidencias de esta disolución, este naufragio de un gran espíritu. Las venenosas emanaciones de la supresión, la persecución, y el miedo permeaban el aire como vapores miasmáticos y pestilentes, manchando, enfermando y plagando las vidas de todos aquellos que conocía.
(…)
Algo me ha hablado en la noche, quemando los cirios del año menguante; algo ha hablado en la noche, y me ha dicho que moriré, no se dónde. Diciendo: "Perder la tierra que conoces, por un mayor conocimiento; perder la vida que tienes por una mejor vida; dejar los amigos que amaste, por un amor más grande; encontrar una tierra más amable que el hogar, más grande que la tierra. Donde se encuentran los cimientos de los pilares de esta tierra, hacia los cuales tiende la conciencia del mundo se está levantando un viento, y los ríos fluyen. "
No se vuelve a casa (fragmento)