ANGEL
Angel tenía una extraña presencia física, te cogía en un aparte con la intención de hablar un momento contigo y parecía replegarse subido a una peana. A fecha de hoy todavía sus más fervientes admiradores reconocibles que no eran pocos, su gran legión de enemigos viscerales, que ante todo presumían de serlo y que terminaron eclipsando la devoción profesada por sus partidarios, e incluso la familia que terminó por hacerse cargo de su custodia, trás pagar la fianza y congraciarse con sus tutores provisionales por aquel entonces, no se explicaban cúal era la extraña razón que le llevaba de manera deliverada, a convertirse en un confidente locuaz y un personaje tallado a golpe de frío mármol escalpelado. Una presencia así, de la que hacía gala intencionadamente o no, a pecho descubierto y consciente de un estado de ánimo decadente, una personalidad autodestructiva, una forma sublimada de entender su propia sexualidad sadomasoquista. Angel ha muerto, ha fallecido hace poco. Era incapaz de cualquier tipo de social bullico bien entendido. Las personas que consiguieron conocerle, que intentaron atrapar una pequeña lección de sus labios. Aquellos que tuvieron la oportunidad de verlo de cerca para casi tocarlo, son ahora incapaces de hacer un atrevido croquis de una deslumbrente personalidad asi. Angel apartaba en su propio refugio, con la depravada intención de desvirtuarse, una minúscula carbonilla en su propio ojo y le inflingía a su propio dolor una fustigada proyección, a mayor distancia, si tenemos en cuenta el inusual vector multiple, que tenía en mente como aplicación. Se convirtió en el más deseado mientras robaba en las librerías todo aquello que caía en sus manos. Pero antes, de niño ya había sido ladrón, se había agenciado una personalidad larvada en secreto desde buen principio y solía bombear un aliento apenas perceptible con tal de sacarle tres cabezas a algunos conocidos, emulos suyos que en su insolencia pretendían hacerle sombra. Bajo esa máscara de seguridad en si mismo, se escondía alguién incapaz de una relación social constante, sin embargo quién no es incapaz de ser constante en este sentido. Se reafirmaba por méritos propios la leyenda de el ángel fuerte, lentamente precipitado hacia el abismo e incapaz como eran otros de comprender la naturaleza del ser humano. Era un ser sobrenatural, de sobrada belleza y superpuesta elegancia. Un efebo sin miedo a la muerte, una excelente réplica con marca de agua y tono de piel homogéneo. La prestancia que había conseguido sacar de su condición espectral de proyecto humano total, en su afán totalizador por conseguir ir algo más alló e intentar alcanzar la transparencia más absoluta en todos sus aspectos, definidos y por definir. A pesar de su escorado esfuerzo no le fue posible cerrar sus brazos cual troneras por lo que a relaciones sociales se refiere. Un fracaso incomprensible en alguién como él, que le dolía aunque no lo pareciera, y se cebaba en los pocos redaños de confianza en el ser humano que todavía le quedaban. El ángel fuerte curtido por él mismo desde la más tierna infancia, que fracasaba en los más simples desarrollos de su faceta social, atenazado por la intrancendencia de la vida que dejaba trás de si y por un profundo sentimiento interiorizado de pesimismo avergonzante y en cierto sentido absurdo, en la versión más feísta que pueda tener esta palabra. Ya no la vida surreal de un pobre diablo venido a menos, sino en un descorazonador vacío absoluto que le obligaba a vencer y trascender cualquier tipo de hazaña mucho antes vomitada de manera perfecta en un lienzo blanco concevido para la ocasión. Una fea escara de piel muerta aparecía en su bello rostro, había caído vencido supuestamente por un enemigo mucho más débil. El pobre ángel fuerte es contemplado desde la cima de un pequeño montículo de tierra inestable por un enfermo perro de un solo ojo. Entonces, la visión del que mira hacia dentro con los ojos ciegos y se ocupa de sobrevivir a su propia realidad hacia fuera. Es entonces... hacia dentro...hacia fuera...otra vez hacia dentro, al final se acaba. Angel pierde, es el ángel fuerte que pierde, se precipita y es incapaz de escalar posiciones, que era en definitiva lo que importaba, lo que le importaba a él, claro. Muerto el ángel muerta la única posibilidad de esperanza del ser, del agente medio, del personaje popular, el detective secreto que es imagen y semejanza de todo el mundo y que aspira a parecerse en algo al ángel fuerte.