SHALIMAR EL PAYASO
El coronel tenía también un apodo favorito para él mismo. Hammer, martillo en inglés, una deformación de su nombre Hammir. Un buen nombre, marcial. Lo ensayaba a veces cuando estaba solo. “Hammer Kachhwaha.” “Hammer de nombre, hammer por naturaleza.” “Coronel Hammer Kachhwaha, a sus órdenes.” “Por favor, amigo mío, llámeme Hammer.” Sin embargo, ese intentio de autodesignación fracasó lo mismo que había fracasado su batalla contra Elasticnagar, porque, una vez que la gente conocía su nombre de pila, quería abreviarlo inevitablemente y llamarlo Kachhwa Karnail, lo que quiere decir “Coronel Tortuga”. De forma que se convirtió en coronel Tortuga, y se vió obligado a buscar metáforas autodescriptivas más pedestres. Ensayó: “Despacio y seguido se gana la carrera, ¿eh?”; o “Tortuga de nombre, duro por naturaleza”. Sin embargo, por alguna razón nunca podía decir: “Mi querido amigo, llámeme Tortuga” o bien, “Normalmente me llaman Tortuga, ¿sabes?, pero puedes llamarme Tortu”. Su destino de quelonio agrió aún más un talante que había sido ya echado a perder por su padre en su trigésimo cumpleaños, cuando el recién ascendido coronel estaba de permiso en Jodhpur antes de ocupar su puesto en Cachemira. Su padre era en realidad el rayput de la vieja escuela que su hijo aspiraba a ser, y su regalo de cumpleaños a Hammirdev fue un juego de dos docenas de pulseras de oro. ¿Pulseras de mujer? Hammir Kachhwaha se sintió confuso.
SALMAN RUSHDIE “Shalimar el payaso” (2005)