26 octubre, 2006

UN PINCEL Y UNAS TÉMPORAS


Alvaro Pombo "Contra Natura", Anagrama 2005


A Alvaro Pombo lo hemos visto muchas veces disfrutar las mieles del éxito. Incomprensiblemente, se le ha galardonado con el más suculento de los premios literarios con una novela todavía inédita. Mi más sincera enhorabuena al inmerecidamente desafortunado, en cuanto a premios se refiere, Juan Marsé, que además de un magnífico escritor español, casi nunca reconocido como mereciera, ha conseguido con cierto huraño empeño, su propósito, darle lustre, que conste solamente en la actualidad patente, al Premio Planeta, que se había convertido por decirlo así, en un premio dónde experimentados, o ya no tanto tanto, literatos de fulgurante éxito, se despachaban con mediocres trabajos, (a la pasada edición me remito) y que visto que el público prefiere libros de vistosos colores descriptivos y de autocomplaciencia poética comprensible (para ellos), nada mejor que regodearse para la ocasión con una lumbrera como es Alvaro Pombo. Dichararechero en muchas ocasiones, irónico incomprendido de cepa en agradables desayunos de las mañanas de Antena 3 (rapidamente descomtemplado). Con un regusto a Proust y una personalidad con muchas más aristas y más esquivo que en conocidas tertulias matinales, finalmente abanderado del mundo gay con sus reservas por ambas partes, por lo que se observa.

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Contra Natura, aunque quede feo decirlo pertenece a esos dos ámbitos diferenciados que en Alvaro Pombo conforman su imagineria novelística. Por una parte están las novelas eruditas: Dónde las Mujeres, El metro de Platino Iradiado y pese a quién pese El cielo raso. Sin embargo, Contra Natura, pertenece al Pombo más intrascendente, junto a Los delitos insignificantes, o me atrevería a señalar La cuadratura del círculo. Hay que reconocer, muy a mi pesar, que Contra Natura (Anagrama 2005), avanza lastrada por una incomprensible falta de depuración, a la hora de seleccionar lo sucintamente publicable. Tras una primera mitad, erudita y apasionante sin que medre el nudo principal de la narración, aparece otra segunda parte mucho más convencional y descriptiva, dónde prima la trama muy al uso, cómo en por ejemplo un Javier Pérez Reverte muy autocomplaciente. No me atrevo a analizar en profundidad esta novela, y me reafirmo en lo expuesto algo más arriba. Una novela muy entretenida, sobre la vorágine del mundo gay, que no desmerece en absoluto, viendo el 90% de lo publicado actualmente. Sin embargo, aquí Alvaro Pombo, peca de falta de ambición. Exhibicionosta a su estilo, lo vemos moderno, pirata en la solapa, pero algo apergaminado frente vericuetos tan desapasionantes como el mundo gay actual.




ANTIKÖRPER

Anticuerpos monoclonales quiméricos y humanizados

Los anticuerpos monoclonales de ratón o murinos, pese a ser perfectamente válidos para todos los usos terapéuticos, no son útiles para su empleo en seres humanos, especialmente en terapias que requieran tratamientos prolongados, ya que el sistema inmune los identifica como cuerpos extraños y reacciona para destruirlos, por lo que su eficacia terapéutica se ve claramente disminuida. Además pueden presentar posibles efectos secundarios como nefrotoxicidad, reacciones anafilácticas, etc. Por ello se debería obtener anticuerpos monoclonales humanos.

Se han desarrollado diferentes técnicas para ofrecer soluciones a la inicial imposibilidad de obtener anticuerpos monoclonales enteramente humanos, entre las que destacan la transformación de linfocitos B humanos en cultivo mediante el virus de Epstein-Barr, la utilización de ratones con inmunodeficiencia severa combinada, el uso de ratones transgénicos, o técnicas de ADN recombinante. Todas estas técnicas han presentado distintos inconvenientes que han imposibilitado el desarrollo final de los anticuerpos monoclonales humanos.

Sin embargo, se ha obtenido una segunda generación de anticuerpos monoclonales, basada en la humanización de los anticuerpos monoclonales de ratón mediante ingeniería genética, evitando así el rechazo del sistema inmune al ser introducidos en el organismo. Son los llamados anticuerpos quiméricos. Un anticuerpo quimérico es creado de tal manera que incorpora parte animal y parte humana. La parte animal o hipervariable (un 30%) es indispensable para que el anticuerpo reconozca la substancia extraña (antígeno) y la parte humana (un 70%) es responsable de que el sistema inmunológico pueda contribuir a añadir efectividad a su acción. De este modo es posible modificar los anticuerpos monoclonales, casi de manera infinita para dotarlos de propiedades efectoras y de reconocimiento diferentes a las originales y minimizar la posibilidad de generar respuesta inmune frente al propio anticuerpo terapéutico.

Un anticuerpo monoclonal humanizado significa que contiene un 90% de material humano, lo que reduce la inmunogenicidad de los anticuerpos, es decir, el rechazo del sistema inmunológico. La humanización es una técnica que se basa en la estructura terciaria del sitio de combinación con el antígeno, el paratopo, donde existen unas regiones responsables de la unión al antígeno mientras que otras zonas sólo sirven de soporte estructural al paratopo. Por lo tanto las regiones estructurales se obtienen de un anticuerpo humano mientras que las regiones responsables de la unión al antígeno proceden del anticuerpo del ratón.